Cada detalle de nuestro hogar cuenta. Las mesas de centro, por ejemplo, cumplen un papel esencial en la percepción de nuestros espacios.
Para escogerla, hay variedad de tamaños, estilos, dimensiones y colores; pero ten cuidado con las decisiones apresuradas: puede que tu sala luzca saturada, oscura o simplemente no combine.
La elección del material es esencial.
Está vinculada al tamaño de la sala y la percepción del espacio. Por ejemplo, el vidrio va bien en salas grandes y pequeñas, pero su ventaja es mayor en los lugares reducidos. Permite el paso de luz y no ocupa espacio visual.
Puedes jugar con mesas de vidrio con base de madera o acero. También funcionarán las mesas blancas o tipo cristal.
Para salas medianas o grandes, funcionan muy bien las mesas de tonos oscuros (color o madera).
Debe ser proporcional.
Es clave que la mesa sea proporcional al tamaño de la sala. Por ejemplo, las mesas redondas suelen darle más fluidez al espacio y si el lugar es pequeño, puede ser de unos 50 cm de diámetro. Cuando la sala sea más grande, su diámetro puede ser de unos 70 cm.
También se considera el área libre entre esta pieza y los sofás, lo ideal es que sean al menos 45 cm.
La cantidad también es un factor, puedes generar un efecto de movimiento y dinamismo si tienes mesas de distintas medidas y alturas.
Escoge el estilo
Si quieres darle un estilo clásico a tu sala, las mesas de madera oscura talladas o con detalles pesados pueden ser la opción. Una pieza minimalista es limpia, rectangular, sin detalles.
Si quieres un estilo diferente, único y dar segundas oportunidades, puedes reutilizar baúles, maletas, madera o ladrillos como mesa de centro. Así vas a dar un toque vintage.
